Cuando una mirada... solo es un recuerdo...


Cuando una mirada... solo es un recuerdo...

Con tu mirada traes vagos recuerdos y lejanas añoranzas,
como cuando el Sol despierta atreves de las viejas montañas,
como las mansas olas que de su viaje llegan a la playa,
como el sueve viento que empuja la flor sin que se caiga.

Pero solo son olvidos perdidos en la soledad y la distancia,
como cuando te acuestas y solo las abanas calientan tu cara,
como el mendigo que nadie le dice donde quedó su casa,
como la Luna que sin las estrellas, le falta el brillo, le falta el alma.

Tú frente a mí y las cosquillas del estómago continúan paradas,
como el llanto del niño que sin madre, se pierden en lágrimas cansadas,
como el hambriento que un trozo de pan, le atraganta la garganta,
como el arroyo que espera la lluvia y sin gota su cauce de agua.

Solo eres un lejano recuerdo de cuando te amé y mi vida te daba,
como el tallo que soportó la flor hasta que cayó al suelo marchitada,
como los gritos que en el parto dio, cuando a ser madre se enfrentaba,
como el frío del invierno cuando el calor del verano nos abrasa.

Todo pasó y tus ojos, aún siendo bellos ya no me doblan la mirada,
como el sabor del tabaco cuando se empieza o cuando se acaba,
como el plato que desconoce la comida que hoy le acompaña,
como grito en el bosque que desconoce el eco de las ramas.

Y en ese vacío camino en mis largas noches sin esperar al alba,
mientras mi mente como sabana blanca no piensa nada,
que mi voz en la montaña, el eco le ha dado la espalda,
y vagabundo continuo, que al verte, tus ojos ya no me dicen nada.

Tal vez, algún día, mis ojos retroceden ante una nueva llamada,
o puede que me quede plano de besos y sudores nocturnos,
es lo que diferencia el vivir al morir de sentimientos,
y a mí, hoy me toca no decir más palabras.

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