LAS GAVIOTAS Y LOS TEMPRANEROS MACHOS GAVIOTEROS


            LAS GAVIOTAS Y LOS TEMPRANEROS MACHOS GAVIOTEROS

Suenan en las viejas Campanas del Pueblo ó en las manecillas de un reloj
las 8 en punto de la mañana y como todos los días, allí acuden gaviotas y
machos gavioteros sin importarles la helada reinante, la lluvia del Suroeste,
ni el dulce calor que hay dentro de todas las buenas cafeterías que les esperan.

Sentadas-os sobre las sillas que acompañan a varias mesas con un caluroso café,
sin tener encuenta al frío mañanero, al Sol o a la espesa niebla ... cual su
cuerpo fuera inmune a las meteorologías del año, unas ignorantes gaviotas y
como siempre, no lejos de allí más ignorantes machos gaviotas se tertuliaban.

Desde el final del Muelle, hasta el centro de mi bello Pueblo,
cada día los veía fumar su enviciado y mañanero cigarrillo, mientras algunas
más sensatas, permanecían bajo el suave calor que tras la puerta de entrada
las máquinas del café y la calefacción les calentaba del duro frío.

Nunca pude comprender pero sí me podía imaginar aquella aptitud
de las ignorantes gaviotas, sorteando y soportando las constantes inclemencias
del tiempo en invierno que traían la lluvia fría y el viento húmedo,
cual sus cuerpos fueran volcanes de insoportable calefacción.


Algunos lo explicaban como el justificante vicioso introducido en su Alma,
de fumarse un cigarrillo, pero yo, ignorante de mi incomprensión
me preguntaba ... ¿ y no pueden salir a la calle cuando desear quieran
tragarse ese blanco humo que llena sus pulmones de posteriores fríos mortales...?

Todo era inútil viendo a aquellos diarios y enfriados personajes
que si bien ellos eran curtidos marineros de bravos mares,
ellas en su faceta de amas de casa, exigían con su presencia, la misma igualdad
salvo que ellas eran gaviotas y ellos machos gaviotas se hacían llamar.

Pasadas varias horas, cuando el Sol de mediodía les invitaba a pasear,
me hacían recordar aquellas primeras horas  del diario amanecer
cuando al verlos a la intemperie, en vez de considerarlos normales personas,
me hacían compararlos con extrañas gaviotas y perdidos machos gavioteros


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