"¡¡¡ El frío Invierno ... otra vez... ha venido...!!!!""""

Otro Invierno ha nacido y con él las frías lluvias y el viento, han venido,
que resguardado en mi vieja cueva, escucho por veces, relámpagos perdidos
y hasta mi amigo el Cartero ... no subirá por las empinadas cuestas
para decirme una vez más ... Poeta ...¡¡¡ tampoco hoy nadie, una carta te ha escrito!!!

Siento como sopla el viento escapándose, alejándose de este sitio,
pero yo sé que cerrando la puerta y en la ventana, el pestillo fijo,
por mucho que ruja el viento del Norte, o vengas de cualquier sitio,
no volverás a dañar mi alma escondida donde nadie sabe si estoy muerto o vivo.

¡¡¡ Ni tú, Eco de mis Montañas, repetirás al amanecer cánticos de amoríos ...
que antaño me sonaban al Lucero del Alba cuando pensaba que me habían querido
hoy, ya no escucho tus boleros que con el Claro de Luna, susurrabas en mis oídos
apagado, cual montaña cerrada ... ni tu cantas... ni nunca sabrás si existo.

Y tú, Águila de la Montaña ¡¡¡ no dejes pasar más Palomas Blancas por este sitio!!!
que desde mi ventana cerrada, ocultaré mis ojos y no sabré si ellas han venido,
amores que del verano vuelan ... deben quedar encerrados donde siempre han dormido
como el pájaro que teme salir de su jaula ... ¡¡¡ preso estaba y ese era su destino!!!.

Inviernos de las noches frías, vuelven a mi encuentro, como siempre ha sido,
en donde las nanas ya nunca sonaran, cuando el Poeta, ha cerrado sus oídos,
envuelto en la soledad del silencio ... los sueños de amor se han adormecido,
invernando con el calor del recuerdo que me amastes y yo ... te he querido.

Más nunca esperé nada, tal vez las caricias del viento que de tu alma han salido
pero prudente, el silencio ahogará amores de un cálido otoño que se ha ido,
y mientras mantenga mi puerta cerrada y la ventada, con el pestillo fijo,
no querré ver pasar, si acaso, Palomas Blancas, ni nanas oirán mis oídos.

Sopla el duro Invierno... y con él... solo llega a mi vieja cueva, el frío,
que este anciano Poeta, arrinconado en su vieja cueva, oculto y perdido,
sin que nadie se dé cuenta ... ni él reconozca que sí lo hizo, sentirá el calor
 por las noches, recordando el vuelo de la Paloma Blanca y de las nanas, su sonido

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